"¡Ese ritmo es fuego!" O espera, ¿es el ritmo lo que es fuego?
¿No está seguro?
Estoy aquí para ayudar. Incluso los músicos confunden a veces ambas cosas. Es fácil hacerlo, sobre todo cuando compás y ritmo suelen ir tan unidos que parecen la misma cosa.
Pero lo cierto es que compás y ritmo no son intercambiables. Desempeñan funciones distintas en la música, y entender cómo interactúan puede suponer una gran diferencia en la forma de escuchar, tocar, componer o producir.
En esta guía, aclararemos toda la confusión para que puedas volver a escribir o disfrutar de la música con más conocimientos que antes.
¿Qué es un latido?
Un compás es el pulso constante, consistente y subyacente que recorre una pieza musical. Es el equivalente musical de los latidos del corazón. Tanto si el tempo es gravemente lento, a 40 BPM, como si es veloz, a 200, el ritmo se mantiene uniformemente espaciado, dando a todo lo demás en la música algo a lo que aferrarse.
Cada vez que asientes con la cabeza, das golpecitos con el pie o te meneas al ritmo de una canción, es porque estás sintiendo el ritmo. No es algo que tengas que pensar siempre. El cuerpo lo capta de forma natural. El ritmo es lo que mantiene el compás. Es el hilo invisible que une todos los elementos musicales.
En la interpretación, el ritmo es fundamental. Ayuda a los músicos a estar sincronizados, mantiene el ritmo y crea una estructura con la que comunicarnos. En el estudio o la sala de ensayo, se presenta en forma de metrónomo, un sencillo pulsómetro que te enseña a mantener un ritmo constante.
Además, si alguna vez has bailado una canción de discoteca con un bombo que retumba a cada cuenta, habrás oído lo que se llama un ritmo "cuatro en el suelo".
Tempo: la velocidad del ritmo
El tempo es simplemente la velocidad del ritmo. Nos dice lo rápido o lento que se mueve el pulso de una canción y se mide en BPM (pulsaciones por minuto). Si una canción está ajustada a 60 BPM, significa que sentirás un latido cada segundo. Duplícalo a 120 BPM y estarás en la zona de la mayoría de la música pop y dance, con ritmos que vuelan el doble de rápido.
Hay tempos para todos los gustos. Una balada lenta puede ir a 40-60 BPM, perfecta para contar historias emotivas. Las canciones pop y rock de tempo medio suelen oscilar entre 90 y 110 BPM. En el otro extremo del espectro, el punk, el techno y el jungle suelen superar los 160 BPM.
Dato curioso: Los seres humanos tenemos un rango de pulsaciones por minuto que podemos comprender. En el extremo más bajo del espectro está 24-33 BPM, mientras que en el extremo más alto, es 240-300 BPM.
Aunque los tempos varían mucho de un género a otro, hay algo que no cambia: el ritmo se mantiene constante y uniforme. Por eso un metrónomo ajustado a cualquier tempo sigue siendo fiable.
¿Qué es el ritmo?
Si el compás es el pulso subyacente de la música, el ritmo es la forma en que la música se mueve a través de ese pulso. El ritmo es el patrón de sonidos cortos y largos que suenan sobre el pulso constante. Es lo que hace que una canción tenga groove, swing o avance con energía.
Piensa en el ritmo como en una autopista. Es suave, uniforme y siempre avanza. El ritmo es el tráfico de esa autopista. A veces es rápido, a veces lento, a veces se desvía inesperadamente. Es lo que hace que el viaje sea interesante.
Sin patrones rítmicos, la música resultaría plana y repetitiva. Imagina una canción con sólo bombos en cada tiempo y sin variaciones. Ese ritmo constante aburriría enseguida. Pero si añades un golpe de caja por aquí, un tartamudeo de hi-hat por allá, quizá una línea melódica sincopada sobre ese tempo constante, de repente la canción cobra vida. Es la forma en que los distintos elementos musicales se combinan para crear interés.
El ritmo es la diferencia entre el tic-tac de una caja de ritmos y el sentimiento de un batería. Está en la caja que da paso a un estribillo, en la cadencia inteligente de la estrofa de un rapero o en un pianista de jazz que crea un riff que baila alrededor del ritmo en lugar de sentarse sobre él.
En resumen, el ritmo es lo que da carácter a los distintos géneros musicales. Así es como conseguimos tensión, liberación, sorpresa y fluidez, que son esenciales para que la música siente bien.
El número de tiempos de un compás depende del tipo de compás de la composición musical. Un compás de 4/4 tiene cuatro tiempos de negra, que pueden dividirse en ritmos únicos.
Te recomiendo que le eches un vistazo a nuestro blog sobre compases para conocer más a fondo cómo se utiliza el ritmo en la música escrita.
El papel del ritmo en la expresión musical
El ritmo es la savia emocional de una composición musical. Es la forma en que la música respira, suspira, grita y baila. A través del ritmo, compositores e intérpretes pueden sugerir urgencia, calma, alegría, melancolía o pura energía caótica, todo ello sin ningún elemento armónico o melódico.
La forma en que se escriben y tocan los ritmos puede cambiar radicalmente el estado de ánimo. Los patrones rítmicos cortos y contundentes, como las corcheas en staccato o las semicorcheas repetidas, pueden crear impulso y emoción.
Piensa en la pulsación de una canción de rock o en el flujo incesante de una estrofa de rap. Por otro lado, los ritmos largos e interminables, como las notas enteras o las medias notas ligadas, pueden evocar reflexión, tristeza o espacio para respirar. Por eso las baladas son tan abiertas y emotivas.
El ritmo también interactúa con el compás de forma dinámica.
La síncopa, en la que los acentos caen sobre tiempos fuera de compás o subdivisiones inesperadas, puede crear groove y sorpresa, algo habitual en el funk, el jazz y el hip-hop. Por su parte, los polirritmos (múltiples capas rítmicas que se suceden a la vez) se encuentran en la percusión africana, el rock progresivo y los géneros experimentales.
Aprender a identificar el compás musical y los patrones rítmicos
Para entender el compás y el ritmo hay que escuchar con atención.
Empieza con algo sencillo. Pon una canción pop conocida, algo a medio tiempo y constante, como "Stay With Me" de Sam Smith o "Clocks" de Coldplay. Mientras suena la canción, da golpecitos con el pie o asiente con la cabeza al ritmo constante que sientas. Ése es el ritmo.
Ahora presta atención a la línea vocal, la batería o la melodía. ¿Notas cómo las notas se aceleran, ralentizan, pausan o sincopan mientras el ritmo se mantiene constante? Es el ritmo bailando sobre el compás.
Para crear tu propio reloj interno, utiliza un metrónomo. Ajústalo a 60 u 80 BPM y da palmadas con negras, luego prueba con corcheas. Este sencillo ejercicio te ayudará a sentir cómo las diferentes duraciones de las notas interactúan con el ritmo. Incluso puedes probar con la percusión corporal, como golpearte el pecho, dar palmas o taconear, para conectar más físicamente con el ritmo.
Si estás produciendo o aprendiendo digitalmente, prueba:
- Aplicaciones de cajas de ritmos (como DM1 o Groovebox) para crear ritmos.
- DAWs como Ableton o GarageBand para secuenciar ritmos visualmente en MIDI.
- Aplicaciones como Rhythm Cat, Tenuto o Melodics para practicar juegos rítmicos de forma interactiva.
Las habilidades rítmicas mejoran con la repetición. Escucha atentamente, toca a menudo y no tengas miedo de involucrar tus manos (o pies).
Compás, ritmo y género
Los distintos géneros hacen hincapié en el ritmo o en el compás, o en ambos, de forma inteligente.
En géneros como el techno, el house y la EDM, el ritmo es el protagonista. Pensemos de nuevo en la constante e implacable patada en el suelo que impulsa una pista de club. Como el ritmo es constante, es predecible, potente y está diseñado para mantener a la gente bailando.
Por otro lado, géneros como el jazz, el funk y el hip hop prosperan gracias a la complejidad rítmica.
En el jazz, los riffs sincopados y la improvisación se estiran y rebotan en el compás para conseguir un ritmo más intrincado en general.
En el funk, a menudo se escuchan patrones rítmicos apretados de bajo y guitarra, que definen el groove.
Luego está el hip hop, en el que un ritmo puede permanecer estable, pero el flujo del rapero cambia con diferentes patrones rítmicos sobre él, empujando y tirando de formas creativas.
Algunos géneros combinan a la perfección el ritmo y el compás.
El reggae, por ejemplo, tiene un ritmo constante, a menudo lento, pero lo combina con ritmos sincopados. Un buen ejemplo es el toque de guitarra "skank" que le da su swing relajado. En la música clásica, el ritmo puede no ser tan obvio. A menudo sigue el fraseo de la melodía, y el ritmo se estira o se detiene en función de la emoción o la narración.
Cuanto mejor conozcas cómo utilizan los distintos géneros los diferentes patrones rítmicos, mejor se te dará tocar música y entender la teoría musical.
Latido vs. Ritmo
¡Bien, terminemos!
- El ritmo es el pulso constante e invariable de la música.
- El ritmo es el patrón de sonidos largos y cortos que se mueven a través de ese pulso.
He aquí un reto rápido:
Elige una canción favorita. Escúchala una vez y sigue el ritmo. Ahora vuelve a centrarte en el ritmo de la voz, la batería o la melodía. ¿Notas cómo se entrelazan con el ritmo de distintas maneras?
Una vez que eres capaz de distinguir el compás del ritmo, llegas a un punto en el que realmente entiendes la música. Y entonces empieza la diversión de verdad.