En los años 80, las cajas de ritmos irrumpieron en escena y cambiaron el mundo de la música para siempre. Las cajas de ritmos analógicas como la Roland TR-808 y la TR-909 pusieron de moda las baterías electrónicas y proporcionaron a artistas y productores todo un mundo de sonidos de batería con los que trabajar. Te guste o no, ya no era necesario que un batería actuara en directo para componer una pista.
Hoy en día, incluso con el auge de los sintetizadores de software y los plug-ins de percusión, las cajas de ritmos siguen manteniendo su vigencia, sobre todo en el hip-hop y la música electrónica.
En esta guía, quiero darte un sólido desglose de consejos profesionales para usar una caja de ritmos, que te serán especialmente útiles si quieres usar una pero nunca lo has hecho. Pero antes...
Historia de las cajas de ritmos
Aunque se podría decir que los años 80 fueron los mayores defensores de las cajas de ritmos, en realidad existían desde hacía décadas, evolucionando lentamente a partir de máquinas toscas y torpes.
La primera caja de ritmos de verdad fue la Wurlitzer Sideman, que salió al mercado en 1959. Esta voluminosa bestia fue una de las primeras cajas de ritmos disponibles en el mercado, aunque no era precisamente fácil de usar.
Sin embargo, sentó las bases de lo que estaba por venir.
Antes de continuar, quiero hacer una puntualización a aquellos que discutan conmigo y digan que la Chamberlin Rhythmate de 1949 fue la primera caja de ritmos.
Aunque tenía un objetivo similar de crear ritmos sin un batería en directo, utilizaba bucles de cinta en lugar de un control manual personalizable. La calidad del sonido, aunque genial para quienes gustan de ese ambiente vintage, a menudo se describía como "cuestionable" en el mejor de los casos.
Aun así, fue uno de los primeros intentos de combinar sonidos electrónicos y mecánicos.
Ahora, volvamos a nuestra programación.
Con el paso de las décadas, las cajas de ritmos empezaron a encontrar su lugar en instrumentos más sofisticados, como los órganos electrónicos. Estos primeros modelos permitían a los músicos añadir ritmos programados a sus interpretaciones, pero los sonidos no eran precisamente de primera categoría. No fue hasta finales de los 70 y principios de los 80, con el auge de la tecnología de muestreo digital, cuando las cajas de ritmos encontraron realmente su lugar.
Las Roland TR-808 y TR-909 son los mejores ejemplos. Estas cajas de ritmos daban a los artistas el control sobre cada parte de sus patrones de batería, y el mundo de la música nunca volvió a ser el mismo.
DATO: La TR-909 fue la primera caja de ritmos Roland que utilizó MIDI.
En la actualidad, las cajas de ritmos han evolucionado hasta convertirse en sofisticados dispositivos compactos capaces de todo en cuanto a ritmo, tanto en forma de hardware como de software.
Ahora que ya conoces la historia, vamos a ver cómo puedes utilizar las cajas de ritmos básicas en tus pistas:
Consejo n.º 1: Conozca los conceptos básicos de la caja de ritmos
Antes de empezar a crear ritmos con tu caja de ritmos, te recomiendo que te familiarices con su diseño y sus funciones básicas. Piensa en tu caja de ritmos como si fuera un coche. No intentarías conducirlo sin saber dónde están los pedales y las marchas, ¿verdad?
Familiarizarse con la interfaz
La mayoría de las cajas de ritmos tienen unos pocos componentes clave:
- Pads: donde se disparan los sonidos. Cada pad corresponde a un sonido de batería específico, como bombos, cajas, palmadas o hi-hats.
- Mandos: suelen controlar parámetros como el volumen, el tono, el filtro o el decaimiento, que determinan el comportamiento de los sonidos.
- Pantalla (más en las cajas de ritmos modernas): muestra los ajustes, los parámetros de sonido y los datos de secuencia, para que puedas ajustar fácilmente tus sonidos y patrones sobre la marcha.
- Secuenciador: donde arreglarás tus baterías y programarás tus ritmos paso a paso.
Configuración de la caja de ritmos
Una vez que te hayas familiarizado con su diseño, enchúfala, conéctala a los altavoces (o a la interfaz de audio, si utilizas una) y enciéndela. La mayoría de las cajas de ritmos tienen un simple botón de encendido; a veces tendrás que ponerla en un modo determinado (por ejemplo, modo de interpretación o de producción) para empezar a hacer música.
Comprueba también los niveles de salida para no freírte los tímpanos.
Funciones esenciales
Ahora, lo divertido: hacer música.
En primer lugar, deberás seleccionar los sonidos de batería. Dependiendo de tu caja de ritmos, puede que tengas un banco de sonidos precargados para elegir, o puede que puedas cargar los tuyos propios.
Siempre que pruebo una nueva caja de ritmos, me gusta empezar por lo básico: bombo, caja, hi-hat. Normalmente, puedes ajustar el volumen, el tono y la afinación de cada sonido con los mandos.
A continuación, puedes empezar a crear patrones. Un patrón es básicamente una secuencia de sonidos que se reproduce una y otra vez. Las cajas de ritmos te permiten programar estos patrones paso a paso, normalmente con una rejilla de 16 pasos (a veces 8 o 32, dependiendo de la máquina). Con la rejilla, puedes colocar un sonido en cada paso para crear un ritmo completo. Por ejemplo, coloca un bombo en los pasos 1, 5 y 13, y una caja en el 9 y el 16. Dale al play y tu patrón se reproducirá en bucle. Dale al play y tu patrón se reproducirá en bucle.
CONSEJO PROFESIONAL: Sí, estoy a punto de ponerme en plan "padre", pero por favor, lee el manual. Lo sé, lo sé, los manuales no son exactamente el material de lectura más emocionante, pero créeme, están llenos de información que te ayudará a evitar frustraciones más adelante. Además, conocerás tu caja de ritmos por dentro y por fuera, lo que hará que sea más divertido utilizarla.
Consejo nº 2: Domina tu secuenciador
En el corazón de cualquier gran caja de ritmos está el secuenciador. Sin él, lo que tienes es un beat pad.
En una caja de ritmos típica, el secuenciador aparecerá como una cuadrícula de pasos. Cada paso representa una porción de tiempo, y cada vez que esa porción llega, tu caja de ritmos reproducirá el sonido que hayas asignado a ese paso.
La mayoría de las cajas de ritmos utilizan 16 pasos en un patrón, pero algunos modelos ofrecen 8 o incluso 32. Cuantos más pasos tenga, más detallado podrá ser su patrón.
Cuando le des al play, el secuenciador recorrerá en bucle esos pasos y reproducirá los sonidos programados en orden.
La cosa se pone interesante cuando empiezas a cambiar pasos individuales al azar para alterar la sensación del ritmo. Por ejemplo, si estableces un patrón simple de patada-nareta-patada-nareta, el ritmo puede sonar sólido, pero también predecible.
Pero si pones una patada en el paso 3, una caja en el paso 15 y un cencerro en el 5, 10 y 16 (que alguien me diga cómo suena esto), por ejemplo, de repente tienes un ritmo con algo de rebote. Incluso puedes acelerar o ralentizar el ritmo ajustando el tempo o jugando con la sincronización de los pasos.
Consejo nº 3: Selección y estratificación del sonido
Conocer el secuenciador es una cosa, pero saber seleccionar los sonidos adecuados es otra. Podría decirse que es una de las partes más emocionantes (y a veces abrumadoras) del uso de una caja de ritmos.
La mayoría de las cajas de ritmos modernas te ofrecen una gama de sonidos de batería, como bombos, cajas, hi-hats, palmadas y quizá algunos extras como toms o instrumentos de percusión. El primer paso es decidir qué tipo de sonido quieres según el género o la onda que busques.
Por ejemplo, si haces hip-hop, querrás bombos profundos y contundentes y cajas que hagan crack (¿alguien quiere una TR-808?). Por otro lado, si estás haciendo house o techno, es posible que te inclines por unos bombos electrónicos y sintetizados y unos hi-hats más afilados con un poco más de cuerpo (la TR-909 es la reina en este caso).
Batería por capas
Una vez que tengas tus sonidos, es hora de ser creativo. Una de las mejores formas de añadir textura y profundidad a cualquier ritmo de caja de ritmos es superponer sonidos. Esto significa apilar dos o más sonidos similares para crear un resultado más complejo. Por ejemplo, superponer dos bombos diferentes (como un bombo bajo y retumbante de estilo 808 y un bombo acústico y chasqueante) puede hacer que tu batería suene más interesante.
Dicho esto, la estratificación es un arte. Es importante elegir sonidos que se complementen. No querrás dos cajas con exactamente el mismo tono. Eso añadiría un desorden innecesario.
En su lugar, coloca una caja con pegada con una palmada o una caja alternativa que tenga más reverberación o textura para conseguir un sonido más amplio.
A partir de ahí, puedes empezar a dar forma a tu batería. Las máquinas de percusión suelen permitirte manipular los parámetros de cada elemento, como el tono, el filtrado y las envolventes.
A mí me gusta empezar por la afinación. Si, por ejemplo, quieres que tu bombo pegue más fuerte, puedes bajarle un poco el tono. En el caso de las cajas, quizá quieras subir el tono para que peguen más, o afinarlas para que encajen mejor con la tonalidad general de la pista.
A continuación, puedes ajustar el corte del filtro para que un elemento suene más apagado o más brillante (me encanta un filtro analógico de paso bajo en una caja, especialmente para ritmos lo-fi).
Por último, puedes jugar con las envolventes para controlar cómo se comporta un sonido con el tiempo. El decaimiento es especialmente importante para las cajas, ya que un decaimiento más corto dará a tu caja un sonido más ágil y ajustado, mientras que un decaimiento más largo puede hacer que parezca más estirada.
Consejo nº 4: Sea creativo con los efectos
En los efectos es donde se produce la magia. Tanto si añades reverberación, retardo, distorsión, bitcrushing o todo lo anterior, los efectos pueden dar una nueva vida a tus sonidos de batería.
Por supuesto, hay infinitas formas de utilizar los efectos, así que sólo quiero explicarte mis ideas básicas sobre su uso.
Muchas cajas de ritmos incorporan una serie de efectos, aunque algunos de los más comunes son reverb, delay, distorsión y bitcrushing.
La clave de los efectos es la sutileza. Es fácil pasarse y ponerle un montón de efectos a todo, pero a menudo menos es más. Una pequeña cantidad de reverberación en la caja puede darle espacio sin que suene como si estuviera en un túnel, y un poco de delay en los bordones puede hacerlos más dinámicos.
Sin embargo, también puedes encaminar las salidas de ciertos sonidos de batería por separado a sus propias pistas en tu DAW (de forma similar a como grabarías una batería) y utilizar plugins de efectos de terceros, como hice en el ejemplo siguiente.
Por poner un ejemplo, he cogido este surco de batería seco:
y añadir reverberación a la toma del borde y una sutil reverberación de sala a todo lo demás:
Fíjate en cómo llena más el espacio, pero sin saturar el sonido del kit.
En este caso, decidí ir un paso más allá añadiendo un sutil bitcrushing a todo el groove, después de la reverb, para conseguir un sonido de batería más grueso y con más carácter:
Consejo nº 5: Sincronización con otros equipos
Hablando de grabar en tu DAW, hablemos de sincronizar cajas de ritmos con otros equipos. Tanto si trabajas con una DAW, como con otras cajas de ritmos o sintetizadores y samplers externos, sincronizarlo todo correctamente te ayudará a mantener el ritmo ajustado y un flujo de trabajo fluido. A continuación te explicamos cómo sincronizarlo todo.
Sincronización de cajas de ritmos con DAW
Si vas a integrar una caja de ritmos con tu DAW, lo primero que necesitarás es una conexión sólida. Hay varias formas de sincronizar cajas de ritmos de hardware con tu DAW, y el método que elijas depende de tu equipo.
- Sincronización MIDI: Este es el método más común. MIDI permite a tu caja de ritmos recibir información de sincronización de tu DAW. Esto significa que cuando pulses play en tu DAW, tu caja de ritmos te seguirá en perfecta sincronía. Si tu caja de ritmos es compatible con MIDI, tendrás que conectar un cable MIDI desde tu DAW (o tu interfaz MIDI) a tu caja de ritmos. Una vez conectada, asegúrate de que tu caja de ritmos está en modo esclavo, lo que significa que seguirá el reloj enviado por la DAW.
- Sincronización USB: Algunas cajas de ritmos modernas tienen conexiones USB que pueden utilizarse tanto para MIDI como para audio. Puedes enviar información de sincronización a través de una conexión USB, y algunos dispositivos incluso te permiten sincronizar varios equipos a través de un único cable USB.
- Sincronización DIN: Si utiliza hardware antiguo o cajas de ritmos específicas, como la serie TR de Roland, es posible que se encuentre con DIN Sync, un sistema de sincronización de 24 pulsos por cuarto de nota utilizado por las cajas de ritmos antiguas. Aunque no es tan común en las configuraciones modernas, algunos equipos todavía utilizan DIN Sync, así que asegúrate de comprobar la compatibilidad en el manual.
Integración de engranajes externos
Si tienes algunos equipos externos, como sintetizadores, samplers o incluso otra caja de ritmos, la sincronización es un poco más complicada. La mayoría de los equipos te permitirán enviar señales de reloj MIDI para mantener todo al mismo ritmo. Por ejemplo, si utilizas un sintetizador o sampler junto a tu caja de ritmos, puedes conectarlo vía MIDI a tu caja de ritmos o DAW, enviando la señal de reloj y manteniendo todo sincronizado.
Aquí hay un gran video de cómo utilizar una caja de ritmos como un secuenciador de hardware externo:
Consejo nº 6: Crear surcos únicos con probabilidad
Si has estado utilizando tu caja de ritmos simplemente para programar patrones ajustados y predecibles, puede que te estés perdiendo una de las funciones más interesantes: la secuenciación basada en probabilidades.
Esta técnica te permite aleatorizar o tomar decisiones impredecibles dentro de tus patrones de batería. Es ideal para ritmos extravagantes y poco convencionales.
Por ejemplo, puedes programar un bombo para que suene cada dos o tres tiempos, creando un ritmo un poco menos predecible. En lugar del habitual ritmo de 4/4, puedes dejar que la máquina elija al azar dónde colocar la caja o el hi-hat dentro de la rejilla. Piensa en ello como si iniciaras un caos controlado.
Estas sutiles variaciones aleatorias pueden parecer insignificantes al principio, pero pueden alterar drásticamente el ritmo general, haciéndolo menos mecánico y más humano. Por ejemplo, puedes hacer que la caja golpee siguiendo un patrón coherente la mayor parte del tiempo, pero que de vez en cuando se salte un paso o caiga antes de lo esperado. Esto añadirá una "imperfección" difícil de reproducir con la programación tradicional.
Si quieres que tus ritmos parezcan menos robóticos, también puedes aleatorizar las velocidades. En lugar de que cada golpe tenga la misma velocidad (volumen), puedes establecer ligeras variaciones de un golpe a otro. Una caja ligeramente más alta aquí o un bombo más suave allá dan a tu pista una sensación más orgánica y viva, todo ello con la precisión que no conseguirías con una batería en directo.
También puedes aleatorizar cosas como el timing o el swing, para dar a tu batería un toque más humano .
Sexual Healing" de Marvin Gaye es sin duda uno de los ejemplos más famosos del uso de una caja de ritmos Roland TR-808. Escucha cómo incorpora una buena cantidad de swing:
Conclusión: Domina tu caja de ritmos, hazla tuya
Al fin y al cabo, la mejor forma de acostumbrarse a hacer música con cajas de ritmos de software o hardware (o aplicaciones de cajas de ritmos) es jugar con ellas. Acostúmbrate a cometer errores. Pruebe cosas que al principio le parezcan mal y vea adónde le llevan. Las cajas de ritmos son herramientas para explorar y experimentar, ¡y no hay formas equivocadas de usarlas!