¿Cómo funciona un conversor analógico-digital?

¿Cómo funciona un conversor analógico-digital? ¿Cómo funciona un conversor analógico-digital?

Pulsa el botón de grabación de tu DAW, toca un acorde en la guitarra o entona tus gorgoritos en un micrófono y, como por arte de magia, aparecerá en la pantalla listo para ser manipulado a tu antojo.

Pero, ¿qué ocurrió realmente?

Si alguna vez te has preguntado cómo se convierte una señal analógica en digital, este artículo es para ti: vamos a ponernos en modo empollón para entender a fondo cómo funcionan los conversores analógico-digitales.

Y si no has prestado mucha atención al proceso, ¡este artículo es para ti! Entender cómo una señal analógica se convierte en dígitos binarios es fundamentalmente importante para cualquier músico.

Por qué todo músico debe conocer los convertidores analógico-digitales

Cada vez que grabas una señal analógica, o incluso utilizas muestras procedentes de sonidos reales, estás utilizando convertidores analógico-digitales.

Digamos que has grabado un solo de guitarra abrasador o has sampleado los ronquidos de tu perro... No importa.

Entre bastidores, una pepita crucial de la tecnología ha estado trabajando horas extras para transformar su señal de entrada analógica - el flujo natural de la electricidad procedente de su micrófono o instrumento - en una representación digital que Ableton o Logic (o cualquier DAW que está sacudiendo en el momento) realmente puede entender.

¿El héroe anónimo de todo esto? El convertidor analógico-digital, abreviado ADC.

Tanto si grabas en tu habitación como si mezclas en un estudio profesional, siempre utilizas ADC. Están en tu interfaz de audio, en tu tarjeta de sonido e incluso en el micrófono de tu teléfono.

Cada vez que una forma de tensión analógica entra en el sistema en cuestión (como tu voz en un micrófono), es inmediatamente muestreada, troceada, medida y convertida en datos digitales.

¿Cómo funciona un ADC y por qué es importante para los músicos? Lo más probable es que ya estés pensando en términos de ADC, te des cuenta o no. Esta guía te guiará a través del proceso de conversión en un lenguaje sencillo, utilizando ejemplos musicales del mundo real para explicar lo que ocurre en cada paso.

Vamos a descorrer el telón de la pieza tecnológica más importante que no sabías que utilizas a diario.

Analógico frente a digital: ¿Qué estamos convirtiendo?

Foto de Pawel Czerwinski en Unsplash

Antes de entrar en detalles sobre el funcionamiento de los convertidores analógico-digitales, entendamos qué es lo que convierten: señales analógicas en digitales.

La señal analógica: La música en su hábitat natural

En el mundo real, cualquier sonido -tu voz, el punteo de una guitarra acústica o el golpe de un bombo- es siempre analógico. Eso significa que se mueve continuamente, como una onda suave. Cuando son tonos puros, las llamamos ondas sinusoidales y representan la amplitud de la señal (el volumen, para los simples como yo) medida en el tiempo.

Cuando hablas o tocas un instrumento, las ondas sonoras que creas hacen que se mueva el aire circundante, que a su vez se mueve contra los pedacitos inteligentes del interior de tus oídos; así es como oímos el sonido.

Cuando grabas lo mismo, un micrófono capta las vibraciones del aire y las convierte en una pequeña corriente eléctrica. Esta corriente se conoce como señal analógica de entrada, y el voltaje que transporta se llama voltaje analógico de entrada (o a veces sólo voltaje analógico).

Este voltaje varía continuamente; cada respiración, cada pulsación de cuerda, cada matiz de una interpretación física existe en esa señal que fluye. El rango de tensión de una señal analógica refleja la intensidad variable del sonido. La función de los convertidores analógicos a digitales es convertir esta cantidad analógica en algo con lo que pueda trabajar un sistema digital (como un ordenador o un teléfono).

La señal digital: Binario en una caja

Foto de GAMERCOMP.RU en Unsplash

A diferencia del oído humano, los ordenadores no entienden las ondas suaves y continuas. Su método de comunicación es la salida binaria, una señal que representa la información utilizando sólo dos estados: ceros y unos. Así es como obtenemos una señal digital. Es un conjunto de pasos minúsculos que intenta imitar la señal original utilizando una serie de valores fijos.

Para almacenar, visualizar o manipular la música en formato digital, necesitamos convertir la suave señal analógica en una representación digital, una cadena de números que puedan entender un DAW, los plugins y los discos duros.

Y eso, amigos míos, es precisamente la conversión de analógico a digital.

Lo más probable es que ya hayas visto este proceso en acción: cuando grabas una señal de entrada analógica a través de tu interfaz de audio y ves cómo la bonita forma de onda aparece como por arte de magia en la página de arreglos de tu DAW. Esta visualización digital de la señal muestreada es genial y todo eso, pero detrás de ese gráfico hay una larga cadena de código binario que representa la señal de salida del ADC de tu interfaz.

Analogía del mundo real: Vinilo frente a Spotify

Piensa en una señal analógica como en un disco de vinilo: un surco continuo que la aguja sigue físicamente hasta el final del disco. Una señal digital, en cambio, es como un archivo de música en streaming: troceada, medida, almacenada y enviada a los altavoces sólo con números.

El vinilo tiene unos detalles preciosos, pero es frágil y no es fácil de compartir. Necesitas el propio vinilo y algo para reproducirlo, y ambos deben estar en la misma habitación que la persona con la que quieres compartirlo. Además, no se puede editar.

La versión en código binario digital puede perder algún matiz, pero es editable y está lista para usar en tu DAW. Y si tienes un productor al otro lado del mundo, puedes enviarle el archivo para que trabaje con él.

Ese es el poder de los convertidores analógico-digitales. ¡Ka-pow!

La función de los convertidores analógico-digitales (explicada para músicos)

Foto de Markus Spiske en Unsplash

Conviene recordar que los convertidores analógico-digital no sólo se utilizan para audio. Muchas cosas del mundo físico tienen un valor analógico. De hecho, todo lo que se puede medir -ya sea el sonido, la luz, la temperatura o incluso el movimiento- tiene una señal analógica que se puede convertir en digital.

El principio es el mismo: tomar la señal analógica original con sus niveles de tensión fluctuantes y convertirla en un código de salida digital que pueda almacenarse y editarse fácilmente.

Pero aquí todos somos músicos (incluso tú, Nickelback), así que vamos a desglosar qué hacen exactamente los conversores de analógico a digital con tu música.

Cada vez que conectas un micro o un instrumento, una entrada analógica entra en tu interfaz de audio. Esa señal es una forma de onda eléctrica, básicamente un valor de tensión en movimiento que refleja el sonido en tiempo real. El trabajo del ADC es muestrear ese voltaje de entrada y asignarle un número que tu ordenador pueda entender...

Así es como pasamos de una señal analógica a una salida digital. El proceso consta de tres pasos principales: muestreo, cuantificación y codificación.

Paso 1: Muestreo - Tiempo de corte

En el primer paso, el muestreo, el ADC mide la amplitud de la señal (tensión) a intervalos regulares. Esto ocurre miles de veces por segundo; la frecuencia con la que ocurre se conoce como frecuencia de muestreo.

El audio con calidad de CD utiliza una frecuencia de muestreo de 44.100 muestras por segundo, es decir, 44,1 kHz. Las frecuencias de muestreo más altas (como 48 kHz o 96 kHz ) ofrecen más detalles y graban frecuencias más altas. Esto se debe a un concepto llamado Teorema de Nyquist, que establece que sólo se pueden capturar frecuencias hasta la mitad de la frecuencia de muestreo.

Así que, en teoría, si tu música está compuesta exclusivamente por tonos en la gama de 5-10 kHz (¿en qué demonios estás pensando?), necesitarías una frecuencia de muestreo de al menos 20 kHz para grabarla con precisión.

Paso 2: Cuantización - Medición de la tensión

Una vez tomada la muestra, el ADC compara la tensión de entrada con un nivel de tensión de referencia. El rango entre cero voltios y la tensión de referencia se divide en pasos fijos. Cada uno de estos pasos representa un número digital específico.

Y aquí nos encontramos con un pequeño desajuste, conocido como error de cuantización. Esto ocurre porque una señal analógica puede quedar entre dos pasos digitales, como se ilustra a continuación.

Aquí es donde la profundidad de bits cobra importancia. Un ADC de 16 bits proporciona 65.536 pasos, mientras que uno de 24 bits da más de 16 millones. Está claro (al menos en este caso) que más es más. Cuantos más pasos tenga, más preciso será el proceso de conversión.

Para los músicos, esto equivale a un mayor detalle en los pasajes más suaves y más margen en los más fuertes.

Paso 3: Codificación - Salida binaria

Una vez que el ADC ha averiguado en qué escalón se encuentra la señal, convierte ese nivel en código binario digital: una cadena de ceros y unos que representan el código de salida.

Estos son los datos digitales finales que recibe tu DAW. A partir de ahí, la señal analógica original se conserva lo más fielmente posible en formato digital.

Poniéndolo todo junto: Una toma vocal en movimiento

Pongamos un ejemplo: estás grabando voces. Quieres el máximo detalle posible sin volverte loco con el espacio de almacenamiento, así que ajustas la frecuencia de muestreo a 48 kHz y la profundidad de bits a 24.

El micrófono capta la entrada analógica, es decir, los sutiles cambios en la presión del aire sobre la cápsula del micrófono como voltaje analógico.

Ese voltaje de entrada analógico se muestrea 48.000 veces por segundo, y cada rebanada (muestra) se mide con respecto a un voltaje de referencia, se convierte en un número digital y se envía a tu DAW como dígitos binarios.

Ahora tienes una señal digital que parece una forma de onda suave y continua, pero que en realidad es un flujo de código.

Todo ello porque tu fiel ADC tradujo el valor analógico en algo que tu ordenador puede procesar.

Los convertidores analógico-digitales: componentes y proceso

Foto de Umberto en Unsplash

Hasta ahora hemos visto el panorama general: lo que entra y lo que sale. Pero, ¿cómo funcionan los convertidores analógico-digitales?

Dentro de cada ADC hay un circuito electrónico superinteligente que se encarga de toda la magia. Transforma la señal analógica, que cambia continuamente, en digital, instantánea a instantánea. Veamos más de cerca lo que ocurre.

El comparador: El decisor de la tensión

En el corazón del ADC hay algo llamado comparador. Un comparador compara tu voltaje de entrada con un voltaje de referencia, haciendo la simple pregunta: "¿Es esta entrada mayor o menor que la referencia?".

Esta comparación es la forma en que el ADC empieza a averiguar qué valor digital asignar a cada muestra analógica. Cada vez que tu micrófono o instrumento produce un voltaje (es decir, un sonido), el comparador lo comprueba con un voltaje interno que cambia constantemente. Cuando la tensión del condensador coincide con la de la entrada, el sistema bloquea el código digital correspondiente.

El condensador y la escalera de tensión

Dependiendo del tipo de ADC, se utilizan diferentes métodos para generar esa tensión de comparación. Uno habitual es el Registro de Aproximación Sucesiva (SAR).

En un ADC de aproximación sucesiva, el convertidor utiliza un diminuto condensador para mantener una carga de tensión. Compara tu señal de entrada con una serie de niveles de tensión, funcionando como un juego de adivinanzas:

  1. Empieza adivinando el centro del rango de tensión.
  2. Si tu valor analógico es mayor, ajusta la estimación al alza.
  3. Si es inferior, se ajusta a la baja.
  4. Esto continúa hasta que encuentra la coincidencia más cercana.

Este inteligente vaivén se realiza mediante pulsos de reloj, pequeños marcadores de tiempo que garantizan que todo esté sincronizado. Cada pulso de reloj acerca el ADC un paso más a la salida digital final.

Leer sobre el proceso no le hace justicia. Se produce a una velocidad increíble, millones de veces por segundo, y el resultado es una representación digital muy precisa de tu música.

ADC de rampa y doble pendiente

Hay otras formas de generar la tensión de comparación, como el método de la tensión de rampa y los ADC de doble pendiente. Estos se utilizan más a menudo en ingeniería eléctrica - equipos de prueba, procesos de control, voltímetros digitales, y similares - pero la idea es la misma: comparar una tensión de entrada a una referencia cambiante hasta que se encuentre una coincidencia.

Por ejemplo, en un convertidor de doble pendiente, la señal de entrada carga un condensador durante un periodo fijo y, a continuación, una tensión de referencia lo descarga. El tiempo que tarda en volver a cero da el número digital final, algo así como un cronómetro para tu sonido, o lo que sea que estés midiendo.

Aunque no son los tipos de comparadores que se encuentran en cualquier interfaz de audio, demuestran que hay muchos caminos para alcanzar el mismo objetivo: convertir lo continuo en contable.

ADC en interfaces de audio

¿Cómo funciona un ADC en una interfaz de audio? El chip ADC recibe la entrada de voltaje de la etapa de preamplificación. Compara (rápidamente) la amplitud de la señal con los valores de referencia, asigna un código digital y lo envía al DAW. Todo esto sucede tan rápido que tu sistema lo graba todo en tiempo real sin apenas retardo perceptible.

Cuando la gente habla del rendimiento de un ADC o de su resolución, se refiere a la rapidez y precisión con que funciona este proceso. Un ADC de mejor calidad captura la señal original con mayor fidelidad, con menos errores de cuantificación y con un rango de voltaje más amplio.

¿Qué ocurre después? Explicación de la reproducción

Vale, ya has grabado esa línea de sintetizador vintage, esa toma vocal o ese surco de bajo. El conversor analógico-digital capturó cada señal de entrada analógica, la cortó en el tiempo y la escupió como señal digital en un flujo de 1s y 0s. ¿Y ahora qué?

Para reproducir ese sonido, hay que invertir el proceso. Para ello está el convertidor de digital a analógico (DAC).

De digital a analógico: el trabajo de los DAC

Si piensas en el ADC como un traductor para tu micrófono o instrumento, el DAC es un intérprete para tus dispositivos analógicos. Toma la cadena de código binario (datos digitales) y reconstruye una señal de tensión que se aproxima a la interpretación original. Esta salida analógica recreada es lo que sale de tus monitores de estudio y auriculares.

Al igual que los ADC, los DAC funcionan con una señal de tiempo discreto, emitiendo un nuevo nivel de tensión de salida en cada tick de reloj, en función del código digital entrante. Esta escalera de tensiones forma la señal de salida que, una vez suavizada, vuelve a ser continua.

La suavidad importa - Filtrado e interpolación

La cuestión es la siguiente: cuando un DAC recrea la señal analógica original, el resultado es una forma de onda escalonada y no una curva analógica suave como la que reproducía originalmente. Se parece más a un contorno irregular que a una pincelada fluida.

Para solucionarlo, el conversor de digital a analógico envía la señal a través de un filtro de paso bajo para eliminar los artefactos de alta frecuencia causados por los pasos "bruscos". Este filtro suaviza los bordes ásperos para producir una señal analógica que tus oídos aceptarán como un sonido más natural.

Algunos sistemas también utilizan la interpolación para estimar cómo debería ser la forma de onda, entre la instantánea muestreada, mejorando aún más el resultado.

Y por eso la salida de tu interfaz de audio suena fluida y musical en lugar de robótica y pixelada. Los DAC de alta calidad pueden acercarse mucho a la reproducción de la señal analógica original, sobre todo si se ha grabado con una frecuencia de muestreo y una profundidad de bits elevadas.

El viaje de ida y vuelta: ADC + DAC en la producción musical

Foto de LT Ngema en Unsplash

Recapitulemos cómo es un viaje de ida y vuelta completo para tu música.

  1. Un micro o instrumento envía una entrada analógica a tu interfaz de audio.
  2. El ADC lo muestrea, asignando valores digitales basados en los niveles de tensión de referencia.
  3. La señal digital resultante se envía a tu DAW.
  4. Tu DAW procesa la representación digital en tiempo real a medida que añades efectos, editas o realizas arreglos.
  5. Cuando le das al play, el DAC convierte la información digital en una salida analógica.

Este bucle se produce constantemente en sistemas integrados, mesas de mezclas y equipos de directo. Cada vez que la señal pasa de analógica a digital y viceversa, el ADC y el DAC hacen su magia en tándem.

Por qué es importante para los músicos

Está muy bien saber cómo se hace el embutido y todo eso, pero ¿cuáles son las repercusiones prácticas para los músicos?

  • La baja latencia es importante para el seguimiento de voces o instrumentos en directo
  • La resolución de un ADC puede afectar a las interpretaciones silenciosas o con una dinámica sutil.
  • Los precisos DAC garantizan que tus mezclas suenen bien en todos los sistemas de reproducción

Si su ADC o DAC no está a la altura, perderá detalle, introducirá ruido o artefactos, o tomará malas decisiones de mezcla basadas en una reproducción inexacta. Por eso las interfaces profesionales, e incluso los dispositivos analógicos con convertidores integrados, suelen anunciar la resolución de su ADC, el rango de tensión y la precisión de la tensión de referencia.

DAC ≠ ADC

Hay que tener en cuenta que al convertir una señal digital en analógica, no se deshace el trabajo realizado inicialmente por el ADC. Una vez que la señal analógica se ha convertido, hay una cierta cantidad de error de cuantización, y potencialmente pérdida de datos, que es irreversible. El DAC simplemente reconstruye la mejor versión analógica posible de la salida del sistema digital.

Es como hacer una foto: por muy avanzada que sea la tecnología, no puede recrear todas las moléculas de la escena original. Pero con suficiente resolución y cuidado puede acercarse mucho. O lo bastante para el jazz.

¿Qué determina la calidad y precisión de los CAD?

Al igual que los guitarristas, no todos los convertidores analógicos a digitales son iguales. La calidad de las grabaciones, desde la nitidez de la caja hasta la calidad de la voz, depende de la precisión con la que el ADC captura la señal analógica y la traduce a un sistema digital.

Esto es lo más importante:

Resolución: Bits y detalles

La resolución de un ADC suele medirse en bits, lo que indica cuántos valores digitales hay disponibles para representar la señal de entrada.

  • Un ADC de 8 bits puede producir 256 valores.
  • Un ADC de 16 bits da 65.536 valores.
  • Un ADC de 24 bits puede manejar más de 16 millones de pasos discretos.

Cada bit añadido duplica el número de códigos digitales posibles. Más códigos = mayor precisión y menor error de cuantificación, esa diferencia inevitable entre la tensión analógica real y el valor digital más próximo.

En música, una mayor resolución significa:

  • Se conservan los detalles más silenciosos
  • Las reverberaciones suaves y las colas no se pierden
  • Puede mezclar señales más fuertes sin distorsión ni saturación.

Para música muy dinámica, como el jazz y la música orquestal, una mayor profundidad de bits proporciona más margen y delicadeza.

Frecuencia de muestreo: Time Slicing

El ADC no sólo mide la tensión de entrada, sino que también sabe cuándo medirla. Esa es la frecuencia de muestreo, o frecuencia de muestreo, medida en kHz.

Los valores estándar utilizados en música son:

  • 44,1 kHz (calidad CD)
  • 48 kHz (vídeo y radiodifusión estándar)
  • 96 kHz (audio de alta resolución, sobre todo entre diseñadores de sonido)

La frecuencia de muestreo determina la frecuencia con la que el ADC toma una instantánea de la señal entrante por segundo. Como ya se ha mencionado, la frecuencia de muestreo debe ser al menos el doble de la frecuencia más alta de la señal para reproducirla con precisión.

Dado que el oído humano suele alcanzar un máximo en torno a los 20 kHz, la frecuencia de muestreo mínima necesaria para captar cualquier sonido es de 2 x 20 kHz, es decir, 40 kHz. Si a esto le añadimos algo de margen para el error de cuantificación, obtenemos 44,1 kHz, el estándar de oro cuando aparecieron los CD y los ADC eran los nuevos niños del barrio.

Si grabas a una frecuencia de muestreo más alta, capturas más trozos de la forma de onda; en efecto, generas más detalles sobre la señal entrante. Esto es especialmente útil para:

  • Transitorios agudos (como golpes de caja o cuerdas pulsadas)
  • Instrumentos con muchas frecuencias altas, como los platillos.
  • Time-stretching o pitch-shifting en postproducción - especialmente útil en diseño de sonido

Sin embargo, las frecuencias de muestreo más altas aumentan el tamaño de los archivos y la carga de la CPU, por lo que hay que encontrar un equilibrio entre calidad y practicidad.

Tensión de referencia y rango de tensión

Un ADC funciona comparando la tensión de entrada con una tensión de referencia. Esto establece el límite superior de lo que el convertidor puede medir realmente.

Imagina que tienes un rango de tensión de 0-5V:

  • A cualquier señal de entrada de ese rango se le puede asignar un número digital.
  • Todo lo que supere la tensión de referencia se corta o distorsiona.
  • Algo demasiado bajo podría no registrarse con claridad.

En el caso de los aparatos musicales, los voltajes suelen ser bajos (entre milivoltios y voltios) y el ADC se calibra en consecuencia.

Un buen diseño adapta el rango del ADC al nivel de salida del equipo. Por eso las interfaces de audio tienen rangos de entrada conmutables, como un conmutador Hi-Z o etapas de ganancia, que mantienen la señal segura dentro del nivel de voltaje de referencia conocido.

Error de cuantificación: La inevitable compensación

Dado que los ADC redondean cada cantidad analógica al paso digital más cercano, siempre se producirá una pequeña cantidad de error. Es el error de cuantificación, que se manifiesta como distorsión de bajo nivel o ruido.

ADC de buena calidad:

  • Utiliza el dithering para aleatorizar y suavizar el error.
  • Ofrecer mayor resolución para minimizar su audibilidad.
  • Disponen de circuitos electrónicos optimizados que reducen el ruido interno.

En los equipos de gama alta, esto es parte de lo que hace que las grabaciones suenen más suaves, o más "caras".

ADC en el mundo real: más allá de las especificaciones

Y eso no es todo. Al hablar de las virtudes de los distintos ADC, es posible que oiga términos como:

  • Relación señal/ruido (SNR): limpieza de la señal.
  • Distorsión armónica total (THD): la fidelidad con la que el conversor de datos evita la adición de color.
  • Linealidad: uniformidad con la que los niveles de tensión analógica se trasladan al ámbito digital.
  • Fluctuación de reloj: errores de sincronización que provocan distorsión en los transitorios.

Todos estos factores pueden influir en la aproximación de la representación digitalizada a la señal analógica original.

Por ejemplo, una interfaz de gama baja puede tener una profundidad de bits y una frecuencia de muestreo decentes, pero una sincronización deficiente o unos preamplificadores ruidosos. ¿Cuál es el resultado? Tu conmovedor riff de guitarra acústica puede perder matices incluso antes de llegar a tu DAW.

TL:DR - Resumen rápido de ADC para músicos

Si todo lo anterior le ha hecho papilla, no se preocupe. Aquí tienes una lista rápida de lo que hace que un ADC sea "bueno" para la música:

  • Alta resolución: al menos 24 bits
  • Frecuencia de muestreo adecuada: 44,1 kHz está bien para el streaming, pero si quieres entrar en el mercado de las licencias de sincronización, tendrás que hacerlo a 48 kHz. Si te dedicas al diseño de sonido, 96 kHz te dará más margen de muestreo con el que jugar.
  • Bajo error de cuantificación, fluctuación o distorsión

Si te importa la claridad, los transitorios, la dinámica o simplemente asegurarte de que tu música suena igual que cuando la tocaste por primera vez, el ADC no es un lugar en el que quieras escatimar.

Convertidores analógico-digitales en el mundo de la música

Foto de Ryunosuke Kikuno en Unsplash

Los convertidores analógico-digitales están por todas partes en la producción e interpretación musical. Aquí es donde aparecen:

Interfaces de audio

Todas las interfaces de audio tienen un ADC. Cada vez que conectas un micro, un sintetizador o una guitarra a tu Focusrite de confianza (existen otras marcas), el ADC entra en acción.

Muestreadores y efectos

Muchos instrumentos electrónicos y procesadores incorporan su propio ADC, a menudo junto a un DAC para la reproducción.

  • Los samplers digitales utilizan ADC para grabar sonidos externos.
  • Los pedales de efectos digitales convierten las señales entrantes en una versión digital para su procesamiento, antes de volver a convertirlas en analógicas.

Remuestreo, reamplificación, impresión

Algunos flujos de trabajo de producción musical menos obvios también dependen en gran medida de los ADC:

  • Remuestreo de una pista desde un DAW, a través de dispositivos analógicos, y de vuelta a un nuevo sistema digital.
  • Reamplificar una guitarra implica enviar la señal seca fuera de tu DAW, a través de un amplificador real, y capturar el resultado de nuevo en tu DAW.
  • Impresión de efectos de hardware en una pista DAW.

En todos estos casos, los convertidores analógico-digitales trabajan silenciosamente entre bastidores.

Por qué le interesa todo esto

Este ha sido un viaje alocado de trivialidades técnicas, pero para los creadores de música es importante entenderlo. El rendimiento de un ADC da forma a la materia prima de tus pistas. Puedes tener los mejores micros, la interpretación más ajustada y la sala más limpia y acústicamente tratada, pero si tu ADC no está a la altura, tu señal original no llegará intacta a tu DAW.

Por eso es importante entender los ADC:

  • Elegir una interfaz de audio
  • Ajuste de los niveles de ganancia (es decir, mantenerse dentro del rango de tensión)
  • Remuestreo e impresión de hardware y efectos externos
  • Elección de la frecuencia de muestreo

El ADC es el guardián entre el mundo analógico de la música y el mundo digital de la producción. Tanto si grabas voces, muestreas vinilos o ejecutas sintetizadores a través de equipos externos, el ADC siempre está ahí, proporcionando a tus ideas creativas un hogar digital fiable.

Así que la próxima vez que le des a grabar, recuerda: no sólo estás capturando sonido, estás convirtiendo energía en código, a través de una de las pequeñas herramientas más potentes de la producción musical.

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